¿Alguna vez has mentido a tu hijo o, a alguien, delante de él? ¿Seguro que no? ¿Recuerdas aquella llamada en la qué decías "tengo prisa, no te puedo atender, salía ahora mismo por la puerta" y era mentira? o ¿Alguna invitación que declinaste con alguna excusa que no era real?¿Has dicho a tu hijo "luego te compro...", "vamos a ir a..." "si te portas bien..." y no lo cumpliste? Piénsalo, todo puede haber empezado aquí.
La mentira vive con nosotros, es un ingrediente más de nuestra personalidad. mentimos por interés, necesidad, vergüenza, respeto ...
Antes de los cinco años las mentiras forman parte de su imaginación, no siempre saben distinguir entre fantasía y realidad, son necesarias para el desarrollo mental y son positivas siempre y cuando no sirvan para obtener algún beneficio.
A partir de los cinco años, los niños ya saben distinguir entre lo real y lo irreal pero, no saben que mentir sea algo incorrecto.
Mienten por:
- miedo a defraudar
- inseguridad
- falta de autoestima
- para ver las reacciones de los adultos
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¿Qué hago para que no mientan?
- Si no quieres que mienta, no mientas
- Dale confianza para que te cuente todo con tranquilidad y sin miedo
- Cuando diga la verdad, no lo castigues, pregúntale cuáles han sido sus razones para mentir, explícale que prefieres que cuente la verdad, crea un clima de confianza
- No regañar en público, mejor hablarlo en privado
- No desconfiar del niño, aunque esté diciendo la verdad
Esta conducta hay que corregirla para que no se vuelva patológica y, para que, llegada la adolescencia, no esconda problemas más graves o consiga lo que quiera utilizando la mentira.
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